Joan era un hombre aventurero, mágico y soñador. Le gustaba todo aquello que tuviera relación con la Naturaleza, el campo, las montañas, los acantilados…
En uno de sus paseos mañaneros por el campo encontró una ovejita la cual estaba algo herida.
Tenía una pequeña lesión en sus patitas, apenas podía caminar y allí estaba escondida, temerosa entre unos árboles, los cuales le daban sombra.
Joan la cogió y acariciándola le dio el cariño que necesitaba. Se la llevó a su casa y una vez allí, la lavó, curó y ofreció algo de hierba para que comiera. Le puso un nombre, desde ahora se llamará Luna. Ella estaba feliz.
Joan le había dado vida, sueños, ilusiones y al fin se sintió querida y valorada ya que en el campo todas sus compañeras y compañeros la despreciaban por su tara.
Hablaban, se comentaban sus cosas y ambos reían, cantaban y, alguna que otra vez, lloraban juntos.
Se hicieron inseparables y los dos tenían el cariño que necesitaban. Joan la cuidaba, protegía y no podía vivir sin ella.
Luna era dichosa, sus ojos se iluminaban de alegría y le correspondía dándole todo lo que Joan se merecía.
Un día cuando regresaba de trabajar se detuvo en una pequeña tienda de animales con el propósito de comprarle un lazo rojo y bien grande para ponérselo en su cuello.
Pero no pudo por más que echar un vistazo a un rinconcito del establecimiento donde había una perrita acostada en su camita mirándolo fijamente
La observó una y otra vez porque se había encandilado con ella. Sin pensarlo dos veces la compró.
Se la llevó a casa y allí le buscó un sitio privilegiado para dormir y comer. La llamó Jessica.
Tanto era el amor y cariño que Joan le profesaba a Jessica que la pobre ovejita se volvió a sentir sola y desprotegida, de tal manera que ya no hablaban, ni reían, ni cantaban juntos.
Sólo tenía mimos y palabras bonitas para Jessica.
Al poco tiempo la ovejita se marchó, abandonando la casa donde tan feliz había sido.
Joan estaba tan ensimismado con la perrita que ni cuenta se dió, además la ovejita no hizo ruido, se marchó en silencio y sin dejar huella.
Cuando pasaron algunos días desde su marcha, Joan empezó a echarla de menos, estaba triste y pensó que la había perdido para siempre por no haberla tratado como se merecía.
Fue entonces y sólo entonces cuando valoró lo que le faltaba, el cariño inmenso que recibía incondicionalmente. Pero ya era demasiado tarde porque Luna se marchó para siempre.
Joan nunca la olvidó y todos los días se arrepentía de lo mal que se portó y pensaba en ella continuamente.
_Perderás un diamante mientras te dedicas a buscar piedras.
La eterna cuestión de los dos amores a la vez. ¿Es que no podía querer a las dos y haberlas hecho felices?. Los animales lo entienden todo, podría haber sido.
ResponderEliminarY si es una metáfora, pues está dentro de lo normal, ignorar lo que se tiene seguro por algo que ... quizá... puede ser... pero de esto se puede hablar y no acabar nunca.
Besitos
No sólo podría haber querido a las dos. Su deber era quererlas a las dos. Pero a veces somos muy posesivos en nuestro amor y superficiales. Amamos sólo lo más inmediato. El amor se nos vuelve rutina y olvidamos todo lo que recibimos...Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarTemo que esa ovejita nunca olvidó su tara
ResponderEliminar(Joan es posible que sí)
Porque sentirse querida dista mucho de amar
Pues no solo de cuidados y protección vive un animal (incluido el hombre)... pese al final que nos narras.
Además, ¿puede el amor verdadero tener celos de otro verdadero amor?
Un saludo princesa
Trato de arreglar los problemillas de mi blog
Al + Mc
Parkerazul es una metáfora y por supuesto entra dentro de lo normal...ya sabes nunca se valora lo que se tiene hasta que no lo pierdes...eso le paso a Joan.
ResponderEliminarUn beso y gracias por comentar
Por supuesto Joan, el amor se vuelve rutina y por ello debemos encender siempre la llama para que ese amor no se apague. Pero estamos tan ocupados con nuestras cosas que casi no nos acordamos de los demás, y ocurre que caemos en esa rutina tan malvada.
ResponderEliminarUn abrazo
Vamos a ver su chico. Es una metáfora, de eso creo que te has dado cuenta muy bien.
ResponderEliminarLa ovejita nunca olvidará su tara ya que la hicieron sufrir demasiado en ese campo donde se encontraba y le era complicado salir de esa encrucijada.
Por supuesto que no sólo de cuidados y protección viven ni el hombre ni los animales, pero eso también es amor...el amor es darlo todo por la otra persona siempre respetando un espacio para ambos.
Claro que un amor verdadero puede tener celos de otro verdadero amor´. O es que tú no lo ves así?
Un saludo
Hola cielo una historia muy cierte no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos
ResponderEliminargracias por tus comentarios corazon
un beso
Te sigo y te apoyo porque eres una gran mujer y persona
ResponderEliminarBesos++
Me ha encantado esta historia, no sabemos valorar el verdadero amor hasta que éste se aleja para siempre. La rutina, que dices, nos traiciona con nuestros sentimientos. "Hay que amar cada segundo de nuestras vidas para que éstas brillen para siempre".
ResponderEliminarBesos.
Luis.
Gracias Luna por entrar en mi blog y comentar.
ResponderEliminarHay que cuidar lo que tenemos porque es valioso.
Un beso guapa
Gracias Jose por tu amistad tan pura...me hace mucha ilusión que hayas entrado y que me sigas.
ResponderEliminarUn montón de gracias
Besosss+++
Si Luis así es la vida y así somos los seres humanos que no nos damos cuenta de nada, sólo mirándonos a nosotros mismos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, eso hace que me anime a seguir escribiendo pese a que tengo muy poco tiempo.
Besos
Olá Princesa.triste,
ResponderEliminarMuitas vezes, na ânsia de querermos mais, e mais, e mais, nem nos damos conta da Vida que passa ao nosso lado sem dela nos apercebermos.
São ensinamentos como este que nos deveriam fazer olhar o Mundo com mais cuidado e não descurarmos os que nos rodeiam.
Só damos conta que perdemos umm dia um Amigo quando ele partiu sem deixar rasto da sua pegada.
Gostei imenso do poema.
Desculpa escrever-te em português mas creio que o entendes.
Um abraço e até sempre,
José Gonçalves
(Guimarães)
Pues busca ese tiempo, para seguir escribiendo y si no sal a ver las estrellas, que puede que estemos allí para inspirarte.
ResponderEliminarJosé muchas gracias por volver a visitarme.
ResponderEliminarComo antes dije nuestro afan de vivir más y mejor (que al final no es así)no nos deja pensar en los que nos rodean y cometemos el fallo de no atenderlas debidamente y por ello ocurren estas cosas que escribí.
Un abrazo cordial
Jose Luis, eso intento buscar tiempo, pero es complicado cuando tienes un negocio propio y una casa para llevar.
ResponderEliminarPero siii, miro a las estrellas y ellas me inspirarán seguro.
Un abrazo